jueves, 24 de febrero de 2011

LA LEYENDA DE HIRAM. parte 2.

Con autorización de propos maconniques (Over-Blog.com)
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Salomón, Hiram, Zorobabel ni edificaron ni reconstruyeron el Templo. Ellos nos legaron el modelo, conservado bajo una imágen. Nos indican el camino hacia la Ciudad Ideal donde será elevado en armonía.

El Grado del Real Arco.

Uno de los motivos que provocaron, en 1750, la célebre querella masónica entre los “Antiguos” y los “Modernos”, reside en la actitud que unos y otros tenían hacia el grado de Real Arco o el Santo Arco Real de Jerusalen.
Los Antiguos admitian el pleno valor de ese grado del que hicieron una pieza maestra del edificio masónico y que practicaban realmente.
Los Modernos, en cambio, oficialmente se negaban a reconocerlo, aunque muchos lo tomaron y se hicieron recibir.
 La Triple Tau, símbolo del Real Arco

El cisma terminó en 1823 con la creación de la Gran Logia Unida de Inglaterra, donde en el artículo 2 de la declaración preliminar se precisaba que: “la pura y antigua masonería consiste de tres grados, no más, a saber: Aprendiz, Compañero y Maestro masón, incluyendo la Orden Suprema del Santo Arco Real”
Ese grado, ¿era de orígen operativo?. Muy probablemente que nó. ¿Fue tomado de los grados hirámicos para constituir la segunda parte del grado de Maestro?. Nada nos prueba que las dos leyendas ,la del tercer grado y la del Real Arco hayan estado jamás asociadas a un mismo ceremonial.
De todos modos, los “Antiguos” acusaban a los “Modernos” de haber mutilado el grado de Maestro amputándole la segunda parte. Eso lleva la idea de una masonería en tres grados, el tercero recibido en el curso de dos ceremonias distintas.

Los rituales del grado de Real Arco.

Los orígenes de los rituales del grado de Real Arco son múltiples y complejos.
El ritual mas antiguo conocido de ese grado, data de 1760. Después de la primera tenida del Gran Capítulo del Real Arco en 1766, el desarrollo del ritual se caracteriza, aparentemente bajo la influencia jesuítica, por la sustitución de la antigua leyenda salomónica e hirámica, por una nueva leyenda relatantdo la reconstrucción del Templo por Zorobabel.
La enseñanza histórica del grado presenta similitudes con la del Caballero de Oriente del Rito Francés al recordad que: “durante la reconstrucción del templo, tres peregrinos desconocidos se ofrecen para retirar los escombros del edificio antiguo. Y como corría el rumor de que había alguna cosa escondida entre los escombros, se les recomendó tomar los mas grandes cuidados para realizar su trabajo.
Al cabo de unos dias, descubrieron detras de un muro que sonaba a hueco, una bóveda donde se encontraban, unas tablas abiertas que contenían una parte de las leyes divinas y un pequeño altar recubierto con un velo. Levantar el velo les permitió leer no solo los nombres de los Maestros que habían construído el primer templo, sino también el nombre del Eterno, no el que se conoce ordinariamente sino otro que era manifiestamente la palabra perdida.
Todos los Maestros presentes tomaron el compromiso de jamás revelar a los demás hermanos la palabra reencontrada y de jamás pronunciarla a no ser en presencia de dos de los otros Maestros”.

El grado del Real Arco se consolidó en Inglaterra a partir de 1766 mostrando una marca cristiana que se encuentra en el ritual del Maestro Perfecto del Rito Escocés Rectificado
Eso supone que en las logias que practicaban el grado del Real Arco, la leyenda del Antiguo Testamento seria interpretada desde un punto de vista cristiano: es el anuncio de la reconstrucción simbólica del tercer templo.

En el ritual de 1765 los actores son los Maestros Sublimes: Salomón, Hiram rey de Tiro e Hiram el arquitecto asesinado.
Los maestros Sublimes solicitaron a Salomón que les confiriera el grado de Real Arco. Salomón responde negativamente, sabiendo que ha cegado una puerta trampa en el santuario. Esa trampa conduce a un subterráneo que da acceso a una bóveda de nueve arcos. Mucho tiempo antes Salomón había enviado a tres intendentes, Sublimes Escoceses para buscar las cosas mas preciosas en las ruinas del Templo (lo que constituye una incoherencia pues el Templo de Salomón fue destruído cuatrocientos años después de su construcción).
Uno de los intendentes enganchó su piqueta a un gran anillo fijado a una losa. Esa imágen se encuentra en el collarín del grado 14 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Al levantarla se descubrió el subterráneo.
 Rito Escocés Antiguo y Aceptado

Ató una cuerda alrededor de su cintura, descendiendo y dijo a sus compañeros que tiraría de la cuerda para que lo eleven. Pasó tres arcos y tiró tres veces de la cuerda. En el curso de una nueva tentativa, pasó seis arcos y tiró seis veces la cuerda.
Descendió una vez mas con una antorcha y pasó nueve arcos.
Un muro se destaca y se vé una piedra triangular sobre la cual estaba escrita la palabra sagrada del grado del Real Arco. Hace el mismo signo que Salomón, que había rehusado conferirle el grado de Real Arco (Signo de admiración). Pone una rodilla en tierra, una mano en la espalda y la otra para protegerse de la luz( Signo de protección) y tira de la cuerda para que lo remonten.
Al reencontrarse con los otros intendentes, dice: “Jabulum es un buen masón” y decide con ellos que la nueva palabra de pase sería “ Yo soy el que soy”.

El simbolismo del grado del Real Arco.

Las noches privilegiadas vividas por los francmasones no pueden producirse en otro sitio que las logias que, por medio de un ritual, practican el arte de abrir una puerta a un mundo mas allá del tiempo y sobre un universo sin límites.
Ese mundo, en el interior de un Templo orientado, cubierto de su bóveda estrellada, se vuelve mas real que imaginario. Así, por medio del Rito, el francmasón puede pasar del tiempo ordinario al tiempo sagrado.
El francmasón vive así dos tiempos distintos: el tiempo profano y el tiempo sagrado, que se presentan bajo el aspecto paradojal de un eterno presente mítico al que es posible reintegrarse por el Rito.
El tema de la búsqueda de la palabra perdida se inscribe naturalmente en ese enfoque.

Después de su aprendizaje y de su compañonaje, el francmason medita sobre la muerte de Hiram.
Y comprende que la palabra que los maestros utilizan para reconocerse es una palabra sustituta, de la que portan las iniciales en su mandil y que la finalidad del recorrido es la búsqueda de la palabra perdida.
Provisto de la palabra sustituta, a fin de recobrar esa palabra, el Maestro Masón explora los paisajes propuestos por los ritos.
El proceso de la iniciación nos hace atravesar esos paisajes, mas precisamente las estructuras que jalonan la vida iniciatica, que en sí misma no es mas que una experiencia total de la vida.
En el grado doce del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, se redescubre que el Templo que cada masón debe construir en sí mismo, representa el edificio ideal que cada uno de nosotros esta llamado a realizar y que el Templo de Jerusalen es una imágen del universo destinado a satisfacer nuestra razón, una concepción filosófica para traducir que es posible una aproximación a la Verdad.

En el siglo XVIII, antes de la estructuración definitiva de la francmasonería especulativa, la pronunciación de la palabra del Maestro era JHVH ( Jehovah).
Todo sucede luego como si el mito de Hiram consistiera, en uno de sus aspectos, en suprimir esa invocación para reemplazarla por una palabra sustituta que será la primer palabra que se escuche y con los significados de Mach Banach, Marrow in the Bone, Moabon, en fin, que llegará a ser la palabra sustituta del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

El sentido profundo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado es el pasaje fundamental desde el Antiguo al Nuevo Testamento, donde el tetragrama cristiano INRI sustituye al hebraico IHVH.
Y todo el accionar posterior se centrará en el descubrimiento de la complementariedad del Antiguo y Nuevo Testamento, uno simbolizado por los grados vero- testamentarios por la fórmula :Amor a la Verdad y el otro simbolizado por la referencia al Nuevo Testamento: Amor a la Humanidad, simbolismo que volverá a encontrarse en la escala misteriosa del ritual del grado treinta del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

Algunos dirán: lo que importa es la especulación y el retorno al pasado, hacia la época de la ciencia, la técnica, la eficiencia y la razón.
Los escépticos y los agnósticos dirán que la masonería nada tiene que hacer con Dios y las religiones.
Los creyentes objetarán que con su fé alcanza y se apoyarán en su iglesia, con mas o menos confianza, para ocuparse de su dios y de la salud de su alma.
La iglesia, por su parte, hablará cada vez menos para no asustar a sus clientes, importándole mantener en lo posible una influencia fundada sobre algunos principios de orden moral.

En cuanto a los francmasones, se presentan bajo dos aspectos bien diferentes, sin unidad de doctrina ni de acción.
Existe, es verdad, para los tres primeros grados, un criterio simple: aquel de la regularidad, que garantiza en el conjunto, el reconocimiento de principios tradicionales comunes.
Y las cosas se presentan aún mas claras cuando se considera que la regularidad debe apreciarse bajos sus dos aspectos complementarios: la regularidad obedencial y la regularidad iniciática.
Pero esa relativa simplicidad, que concierne a la francmasonería de los grados simbólicos, cede paso a una verdadera confusión al considerar los “altos” grados.

La historia de esos grados es muy compleja y se puede hallar la mejor y sin duda la peor.
Hay que darse cuenta, además, que no existe para los “altos“ grados, ningún criterio de regularidad ni tampoco algún poder regulador calificado, aunque el Rito Escocés Antiguo y Aceptado pueda haber reagrupado a nivel mundial al 90 por ciento de los masones que trabajan en los Talleres mas allá del tercer grado.
¿Puede hablarse “de” Rito Escocés Antiguo y Aceptado, cuando las prácticas son a veces diferentes y las fórmulas constitutivas dejadas “ ad libitum” de cada taller?
Parecería razonable aceptar una declaración preliminar tan simple como evidente.

La francmasonería es, en su origen, una iniciación de Oficio y el esoterismo que se pone en obra es de esencia judeo cristiana.
Partiendo de eso, conviene determinar y comprender la expresión de tal esencia judeo cristiana, a fin de seguir la transición de la masonería operativa del pasado, a la masonería especulativa moderna, y de su evolución hacia la práctica actual.

Salomón, Hiram. Zorobabel ni construyeron ni reconstruyeron el Templo.Nos legaron su modelo conservado bajo una imágen. Nos indica el camino hacia la Ciudad Ideal donde será elevado en armonía.

Es importante entonces, que los masones de buena fe, rechazando los ídolos, lleven a buen término la práctica de los “altos” grados que solo tiene una justificación: ayudar, servir y honrar a la francmasonería simbólica, que es la única poseedora de toda la iniciación.

Así la masonería del Real Arco podría ser considerada a justo título como la fundación y clave de bóveda del conjunto del edificio masónico.
Liberada de todo dogma, de toda asociación a un culto, considerada no como un grado sinó como un complemento y una explicación de los grados simbólicos dejados a la libre interpretación de la conciencia individual de cada uno, mostraría de esa forma la importancia, no tanto religiosa como sagrada de la iniciación masónica.
Con ella se esclarecería todo el significado atribuido a la leyenda operativa y tradicional del Templo de Jerusalen, asi como su elevada enseñanza iniciática según la cual el cumplimiento del camino del conocimiento coincide con la búsqueda espiritual del Amor.

Conferencia de Roger Dachez.
La cuestión de los orígenes de la francmasonería ocupa un estatus particular dentro del imaginario masónico.
Preocupados por la transmisión, algunos francmasones han dictado reglas y establecido leyes
para dar forma a la Historia de la institución que se describe en las Constituciones de Anderson.
Así es que la francmasonería que se origina en el paraiso Terrenal inmemorial de Adán y Eva y que fue transmitido por los profetas y los reyes, acreditando la tesis según la cual la Gran Logia aparecida en Londres en el siglo XVIII no era una “creación”, sino un “despertar”, un despertar que se inscribía en la continuidad de los constructores de catedrales.
Teoría que conoció una ruptura con el advenimiento de la historia moderna sobre la cual se apoya, entre otras cosas, la francmasonería especulativa que intenta “diseccionar” el mito de la francmasonería operativa.

Este artículo intenta dar una respuesta a dos cuestiones pendientes: ¿la francmasonería especulativa deriva de la francmasonería operativa?
¿La historia podría destruir al mito?
¿Existe un poder capaz de restituirlo dentro de su dimensión fundacional y su verdadero sentido?
Los orígenes de la franc-masonería especulativa.

Por Eusthénes. Marzo de 2008.
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Para consultar el archivo de trabajos (en francés) del blog Propos maconniques, el enlace siguiente:





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