Próxima entrada de la Imprenta de Benjamín, el
domingo 18 de noviembre.
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El artículo, en francés, fue publicado
por GADLU. Info y se reproduce con autorización de ese blog.
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Título original
Les secrets maçonniques.
Alain Bauer
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Los masones prestan juramento
prometiendo observar estrictamente el “secreto
masónico”. Para la mayor parte de entre ellos, tal obligación es inherente
a la pertenencia a la Orden.
Aun así, las “ Constituciones de Anderson” (1) de 1723
no utilizan jamás el término, solo recomiendan la prudencia.
Para las antiguas hermandades del
Oficio (llamadas operativas) el único secreto residía en la “ palabra del masón”, que permitía al
obrero ser reconocido entre las obras como un aprendiz, encontrar trabajo y en
consecuencia obtener su paga, una suerte de diploma oral prefigurando las
convenciones colectivas.
La iniciación misma parece haber
estado reducida a su mas simple expresión, a veces incluso enteramente dedicada
a la comunicación de la palabra. (2)
Los secretos eran sobretodo, de
habilidades, técnicas, métodos, métodos de cálculo. El manuscrito Regius de
1390, como todos los textos del compañerismo, explicita esta situación que es
una garantía de empleo y de ganancias.
Para la masonería especulativa,
que definitivamente no parece ser continuadora de los operativos, al menos para
Inglaterra, se hizo necesario crear símbolos y rituales, menos profesionales y
mas iniciáticos.
El secreto de “ saber-hacer” ahora era el secreto de la
iniciación.
Todos los escritos del siglo
XVIII, sea que defiendan o que denigren a la masonería, subrayan la importancia
del secreto en los “ misterios”
proclamados de la Orden.
Para 1738 ( las primeras logias
inglesa datan de 1717, las primeras logias escocesas aparecen en Francia en
1649, la primera Gran Logia de Francia, ancestro del Gran Oriente de Francia se
constituye en 1728), el ritual masónico que comprendía los diversos
procedimientos de iniciación, es divulgado por el teniente de policía de París,
René Herault en Le Secret d´un Frey-maçon.
En 1741, el abate Pérault, que publicó un famoso Secret des franc-maçons, indica: “ El secreto de los francmasones reside principalmente en la forma en que
se reconocen”.
En 1745 aparece LÓrdre des franc-maçons trahi et leurs
secrets révelés y después, en 1751, Le
Maçon Demasqué.
Y la divulgación por difusión no
cesará ya más. Las obediencias mismas, para asegurar la coherencia de su
reclutamiento federando las logias se vieron obligadas a producir y hacer
imprimir los rituales.
Durante la ocupación nazi, la
aplicación de leyes antimasónicas ( que precedieron a las antijudías), permitió
la publicación en el periódico oficial de Vichy, de la lista de todos los
francmasones identificados por un servicio de sociedades secretas hurgando en
la sede del Gran Oriente de Francia en París. El servicio publicará durante
cuatro años un boletín ( Los documentos masónicos)
y producirá también una película( las
Fuerzas Ocultas).
Brevemente, todo lo que pudiera
ser conocido de la masonería, sus modos de iniciación, sus procedimientos
internos fueron publicados menos de diez años después de la constitución de las
obediencias francesas.
Así, en 1737, el caballero de
Raucour se asombra: “ Se nos ha seguido
en todas las calles de París y no hay mozo de tienda que no nos salude con
nuestros signos!”. Su interlocutor en Epernay confirmará que lo mismo
sucede en provincias.(3)
Oponiéndose al secreto y al
juramento masónico, la Iglesia
católica no tardará en colocar a la masonería en el Index y luchar por todos
los medios contra los francmasones.
La bula In Inminente, publicada
en 1738 por Clemente XII no será mas que la primera de una larga serie ( 1751)
por Benedicto XIV, 1865 por Pío IX y aún una encíclica de 1884 por león XIII).
Aplicada en formas diferentes por
los países europeos, jamás fue registrada por el Parlamento de parís. En 1801,
la aplicación del Concordato permitió ( por fin!) excomulgar a los francmasones
franceses.
El código de derecho canónico de
1917, revisado en 1983, no menciona a la francmasonería, lo que no obsta para
que la Congregación
para la Doctrina
de la Fé ( Ex
Santa Inquisición) considere la adhesión como un pecado grave (5).
Es de hacer notar que la
masonería inglesa, a pesar de su quasi-estatus oficial, no estuvo a salvo de
que la Iglesia
anglicana la obligara a rectificar sus rituales a finales de los años ochenta.
Hace entonces mas de un cuarto de
milenio que los rituales masónicos han sido publicados, y aún el supuesto
secreto suscita fantasías siempre pues detrás del secreto masónico, lo que se
busca descubrir es la “ sociedad secreta”.
Comprometidos en la creación de
talleres masónicos con prácticas insoportables para los fundamentalismos
políticos y religiosos, abriendo el espacio de la logia a los debates tabú del
exterior, los francmasones aparecen como complotadores en potencia.
Con todo, esta masonería de los
orígenes fue mas de las tabernas que de las cavernas.
En una Inglaterra desgarrada por
las guerras civiles y de religión, de conquistas al norte y al oeste, donde
hasta toda reunión de pocas personas estaba prohibida y rebosante de espías, ¿
como inventar una sociedad secreta?.
Los amigos de Newton de la Royal Society justamente se
reunpian en lugares públicos. El secreto de la creación de la orden en
Inglaterra fue el coraje magistral de prohibir los debates religiosos en logia,
de acoger a cada masón que no sea “ ni
ateo estúpido ni libertino irreligioso”, sin exigirle ninguna creencia en
particular, de pedir al noble compartir el tahalí donde llevaba la espada, en
tenida, para escapar a toda distinción de clase o de nivel.
En Francia, la imposición por
parte de las logias de provincia contra las de París para
democratizar la elección de los
Venerables y con mandatos cortos, es lo que constituye la marca de fábrica del
Gran oriente de Francia.
La masonería tradicional, muy
comprometida, practicará un secreto muy relativo, y a menudo las logias marchan en sus desfiles detrás de
los estandartes por las fiestas de poblados y ciudades.
En 1848, los masones del gobierno
revolucionario se reunieron con sus decoraciones.
Durante la Comuna desfilaron por las
barricadas.
Muchas veces, las logias de
provincias están instaladas en calles con nombres evocativos ( rue de la loge, du maçon, de la Maçonnerie, de l´Acacia…).
Antes de la guerra, numerosos
periódicos de provincia publicaban hasta el programa de actividad de las logias
en sus columnas.
Brevemente, la masonería jamás
fue clandestina, a excepción notable del período de ocupación nazi.
Las propias Constituciones de
Anderson imponen al masón en su artículo 2: “..
jamás se comprometerá en complots o conspiraciones contra la paz o el bienestar
de la nación, ni se conducirá de manera irrespetuosa frente a los magistrados…
“
Sin embargo, existe un secreto
masónico, el único identificable: es el secreto íntimo de lo que se ha vivido
durante la iniciación.
No poseyendo un clero ni
sacramento alguno, la masonería en sus prácticas iniciáticas no prepara para lo
ineluctable..
Permite renacer a un estado
siempre viviente. La logia es ante todo una esperanza.
La masonería no es una Iglesia.
No solo proclama amar a los hombres, sino que busca mejorarlos.
Además, debe develar de inmediato
el contenido de sus promesas que no pueden ser reenviadas a la esperanza de un
paraíso, de un purgatorio o del infierno.
Debe de inmediato comenzar a
explicar y a instruir acerca de sus “ secretos”, que no pueden ser preservados
en nombre de la preparación para el mas allá.
La propia masonería ha creado las
condiciones de la preservación imposible del secreto masónico, del cambio
sufrido por el profano en el momento de su iniciación.
Relatado por los nuevos
iniciados, el sentimiento vivido parece casi indescriptible y hasta no
reproducible.
Sintéticamente, ese secreto es
tan poderoso que hasta quienes le conocen y deben hablar de él, no pueden
expresarle. Y aquellos que han leído las experiencias precedentes, pueden garantizar
no haber hallado en su propia iniciación aquello que sus mayores le habían revelado..
Otra parte del secreto masónico se refiere a la discreción sobre la
pertenencia. El traumatismo de la Ocupación (29.000 masones en 1939, 5500 en 1945),
las humillaciones, persecuciones, asesinatos y deportaciones, volvieron a los
francmasones especialmente prudentes.
Y con todo, las tradiciones y reglamentos
no prohiben reconocer su pertenencia personal a la orden. Lo que está
claramente prohibido es dar a conocer la pertenencia de un hermano o hermana
que no lo hubiera deseado expresamente.
Al igual que las organizaciones
sindicales o la organizaciones políticas, las obediencias masónicas no dan a
conocer la lista de sus miembros, sino solo de los responsables electos.
Lo mismo ocurre en el Consejo de la Orden donde las instancias
ejecutivas rara vez se realizan a puertas cerradas. La mayor parte de los
francmasones pueden asistir a tales reuniones. Estas son tan discretas como
cualquier junta de las grandes empresas o conferencias de redacción de los medios
nacionales.
La tercera parte del secreto aparece cuando surge el problema de la degeneración del principio de
solidaridad, que constituye una parte esencial de la pertenencia a la
masonería. Así expresado en términos generales, ese principio fundador a podido
a veces servir para la creación de redes de favores, protección de corruptores
o corruptos, a la defensa de personajes dudosos. Cuantitativamente son pocos
numerosos ( menos de unos treinta sobre 43.000 en el Gran Oriente de Francia).
Todos, por supuesto, han sido
suspendidos o excluidos desde hace mucho tiempo, pero con una discreción que
podría parecer, para el exterior, una suerte de complicidad pasiva.
Desde hace muchos años, esa
dimensión del secreto ha sido suprimida y las instancias judiciales de la
masonería asumen lo mas a menudo su misión “
mandiles propios”, marcando así la diferencia entre la inmensa mayoría de
masones íntegros y honestos y aquellos que, como en toda sociedad humana, se
sirven en lugar de servir.
Lo mas corriente son los
fraternales, que reagrupan directamente a los masones por afinidades
ideológicas o profesionales, fuera del control de las obediencias masónicas y(6)
han favorecido la formación de tales redes
dejando bajo sospecha a todas las obediencias.
Otra dimensión, mas compleja, del
secreto masónico fue propuesta por Jean Mourgues (7)
Recuerda que: “nadie tiene derecho mas que a la verdad que
ha descubierto”. El secreto será así simplemente un modo de instrucción,
una herramienta progresiva de comprensión del conocimiento. Del mismo modo, un
esquema de circuito integrado en un programa informático, perfectamente
público, podría aparecer como pleno de misterios insondables a quienes no sin
técnicos en información.
“¿Qué diferencia existe entre el secreto que una persona no conoce y un
secreto que no existe?.”
.El secreto sería ante todo una
disciplina con vistas a determinar las
cualidades del postulante.
A diferencia de otras sectas, es
difícil ingresar a la francmasonería, pero fácil de salir, y el costo es menos
elevado que el abono al cable o al satélite. Se trata de crear una puesta en
condición, con una cierta teatralidad en el momento mismo de la solicitud
durante la iniciación.
El interrogatorio y el pasaje con
los ojos vendados son elementos que refuerzan la idra de la existencia de un
secreto.
El secreto sería igualmente un
medio de comprobar el nivel del candidato y apreciar su capacidad de trabajar
para comprender a su tiempo aquello que no haya podido percibir inmediatamente.
Los símbolos aparecen así como
herramientas y deberán ser interiorizados en un proceso que supera al aprendiz
y le orienta hacia su propia emancipación.
La iniciación sería una
liberación que pasa por trayectorias complejas que revelan los modos de empleo
poco a poco y en su medida, ese secreto se va presentando
progresivamente.
De ese modo, el secreto masónico
es un concepto múltiple, evolutivo y con frecuencia incomprendido por aquellos
mismos que defienden el principio.
La historia de la masonería
demuestra al respecto que ese compromiso es totalmente aceptado por todos los
masones, aunque no sea facil distinguir los contornos. Pero hay que recordad
siempre en masonería, que el juramento acerca del respeto del secreto es
aceptado libremente por hombres y mujeres que conocen que su obligación ante
todo es un contrato con ellos mismos.
De todos modos se podría
cuestionar la oferta actual con la transparencia que recuerda un higienismo
social aplicado a los otros, obligados por sus propios secretos íntimos y que
fácilmente puede ser portador de una posible deriva totalitaria donde la vida
privada no podría ser otra cosa que pública, negando así la primera de todas
las libertades.
Será Oswald Wirth, uno de los grandes
pensadores de la masonería del siglo pasado, quien dará la mejor conclusión
posible a este ensayo, como cuando explicaba a sus pares, a propósito del
secreto masónico: “ no tenemos nada que
temer diciendo la verdad, no habrá persona que se la crea”.
NOTAS
(1) Ver la traducción francesa de Daniel Ligou, EDIMAF. [ 1]
(2) Ver estos números de la excelente revista Renaissance traditionnelle, especialmente loss 1-2, 3-4, 49 et 122.
(3) Citado en G. H. Luquet, La Franc-M açonnerie et l’État en France au XVIII
siècle,Vitiano, 1963.
(4) Humanum genus. [ 4]
(5) 26 de noviembre de 1983. [
5]
(6) La Masonería
también es plural: Las obediencias francesas son el Gran Oriente de Francia (GODF), masculina, nacido en 1728 y estructurado
en 1773, ejerciendo y regulando todos los ritos ; la Gran
Logia de Francia
(GL), masculina, nacida en 1821 y estructurada en 1894 ; la Gran
Logia Nacional
francesa (GLNF), masculina, nacida de una escisión del Gran Oriente en 1913
; la Logia Nacional francesa (LNF), masculina, creada en
1968 ; la Gran Logia Tradicional y simbólica Ópera. (GLTSO),
masculina, nacida en 1958 de una escisión de la GLNF ; la Gran Logia Femenina de Francia (GLFF), femenina,
creada en 1946 ; Le Droit Humain, mixta, nacida en 1893. Debe notarse además la
existencia de obediencias del rito egipcio como la
Gran Logia Femenina de Memphis- Mizraim o mas
recientes y mixtas como la GLMF o la GLMU.
(7)
La Pensée
maçonnique, PUF, 5 éd. 1999.
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Excelente trabajo ofrecido para los lectores. Gracias.
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