Próxima entrada de La
Imprenta de Benjamín, el jueves 14 de marzo.
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es continuación:
Antiguos grabados siglo 18 y 19
Surgen
entonces algunas cuestiones. P. Chevallier esboza un intento de
respuesta recordando la vinculaciòn entre Ramsay y los Bouillon, que
no pudo ser mas que a través de la Via de Turena, puesto que un
Bouillon habia desposado a una princesa Sobieska que era “ dama
de la orden de la Cruzada”, creada en Viena en 1709.
No
debe olvidarse el espíritu de cruzada de los Sobiecki, que en 1682
salvaron a Viena con su victoria en Kalemberg.
Pero
de los cruzados a los Templarios- debemos ser justos, Ramsay guarda
silencio!- no hay mas que un paso que será dado en 1740.
Misticismo
religioso mas o menos inspirado en quietismo feloniano. No hay duda
que en unl plan doctrinal, el catolicismo de nuestro hombre no era
perfecto y que en 1724 soportaba mal la atmòsfera romana y devota
que reinaba en el entorno de los Estuardo.
Aunque
es cierto que en ese momento deseaba dar a los medios pontificios y
al pretendiente los principios de esa “ religión universal”
extraida a la vez de Anderson y de Fenelon, no puede excluirse la
idea de que la acusación de “ quietismo” no fuera ajena a
la condena de 1738, una simple hipótesis que se apoya sobre ningún
documento.
.
En 1727 ya habìa algunas
dificultades con la censura de la Sorbona en momentos de la
publicacion de los Viajes de Ciro. Y su obra póstuma e
inglesa, los Philosophical principles, contienen audacias
teológicas aceptables a Londres pero no a París. Pero Ramsay, mas
que un metafísico un poco difuso, era además un místico- lo que se
asocia perfectamente a su quietismo!- y sobre todo ya hemos visto, se
diferenciaba profundamente de Anderson en el sentido en que este
buscaba en las Escrituras un significado oculto y esotérico.
Ciertamente, Ramsay no
está solo en esa búsqueda y tendrá numerosos discípulos que darán
forma a la contracara de las Luces y el prerromantisicmo. Toda la
corriente que se ha convenido en denominar “ martinista”,
podría reivindicarle como su padre.
Pero, ¿ y la
Enciclopedia?. Es evidente que la invitaciòn no fue comprendida por
la alta nobleza. Ni el Conde de Clermont ni el propio Felipe de
orleans, ni el príncipe de Condé ni los Conti auspiciaron la
publicaciòn de la obra y puede decirse que en su conjunto, la
nobleza masónica se mantuvo a distancia. La obra esta bien hecha,
pero sin la masonería.,
En la fabricación de la
obra, el rol de la masonerìa fue nulo y el rol de los masones muy
modesto. Se sabe sin embargo que André Francois Lebreton, editor de
la obra jamás perteneciò a la Orden y que ha sido confundido con un
orfebre de nombre Thomas Pierre Lebreton, quien se cuenta entre los
primeros hermanos franceses, Venerable, casi seguro en 1737 y quizas
un poco antes, de la logia “au Louis D¨Argent”.
Y al respecto mencionemos
un divertido quiprocuo ( malentendido) de que han abusado algunos
historiadores como el honesto Feuillette y especialmente A.
Groussier.
No teniendo en sus manos
las primeras versiones impresas del Discurso de Ramsay- después de
todo no se está obligado, como si por ser un masón de Alto Grado
debiera conocer el Almanaque de Cocus- estaban persuadidos, después
de La Tierce, que d´Antin era el verdadero autor del discurso y el
segundo, entonces era Gran Maestre del Gran Oriente, en decir en la
sesión de clausura del Convento de 1927: “ en 1740, nuestro
Gran Maestre, el duque de Antin invitó los francmasones a secundar
la confección de la Enciclopedia”.
Hay que decir que mas
tarde, sobretodo después de las publicaciones de Lantoine, Groussier
se muestra mas discreto... Una vez mas, como en todo lo concerniente
al siglo de las Luces y la Revolución, partidarios y adversarios de
la Orden se equivocan con un “ acuerdo tocante” ( J.
Baylot)
Prost, Sackleton, J.
Brengues han ensayado de “contar” el número de masones
entre los enciclopedistas y todos, con ciertos matices, arribaron al
mismo resultado: eran una pequeña minoría los autores que
pertenecían a la orden.
Según Sackleton,
solamente seis (sobre 128) eran masones en actividad al momento de
si colaboración en la obra. El grabador Cochin que diseña el
fronstispicio, Marnezis, de Meysieulx, Perronet el fundador de la
Escuela de Puentes y Caminos, el conde de Tressan y P.J. Willermoz,
el médico, hermano del fundador del rito de los Caballeros
Bienhechores de la Ciudad Santa.
La lista no está
completa y convendría agregar a Montesquieu ( que fue masón pero el
artículo es póstumo), Voltaire ( que no lo era entonces y no lo fue
mas que en los tres últimos años de su vida), al Dr. Bordeu, Venel,
J. Proust y un C. Duclos ( J. Brengues) que no era el academico
bretón. O sea un máximo de 11.
Agréguese que escapan
totalmente a la masonerìa no solo Diderot y D´Alembert, aunque
fuese posible que el primero haya sido visto como candidato en la
logia de “ Las Nueve Hermanas” y que
se ha afirmado que solo
un “ veto” real haya prohibido su ingreso, pero también
el caballero Louis de Jaucourt que fue la columna vertebral de la
empresa y que ha sido con frecuencia confundido con su primo Arnail
Francous, marqués de jaucourt, masón auténtico.
A la inversa, muchos
masones fueron hostiles a la Enciclopedia, Palissot, el abate
Desfontaines, Lefranc de Pompignan. Ya no es posible sostener con
D.B. Schlegel que los enciclopedistas masones habían formado una
logia secreta bajo la égida de un “ an older of Minerval Rosy
Cross masonry” (una antigua masonería rosacruz) ( observación de
J. Brengues)
Por lo demás no de poco
interés hacer notar que no existe el artículo “ Franc- masonería”
en la edición “ princeps” de la Enciclopedia. En cambio
no ocurre lo mismo en el Suplemeno y sobretodo en la reediciòn del
hermano Pankouke a la víspera de la Revolución.
Fin de una leyenda, pero
también fin de la creencia en un rol director de Ramsay. No se le
encuentra para nada en esa Gran Obra. Por el contrario, es un agente
esencial de las principales desviaciones del mundo masónico francés
del siglo XVIII, aun si no fue en “stricto sensu” el
inventor del “escocismo”
y de los Altos Grados.
Probablemente
jamás haya habido un “ Rito de Ramsay” o “ Rito de
Bouillon” mencionado por diversos autores como Thory y Ragon.
No
estamos en condiciones de afirmar con el solo testimonio del primero
que la misiòn de Ramsay en Inglaterra hubiera sido la de predicar
una “ masonerìa nueva” . (Acta latomorum, I, p.23)
“ Ese año ) 1728)
el caballero baronet escocés ( no lo era aún) Ramsay llevó a
Londres los fundamentos de una masonería nueva que hacía descender
de las cruzadas y atribuía su invenciòn a Godofredo de Bouillon (
siempre esa familia Buillon). Pretendia que la logia de San Andres de
Edimburgo fue el asentasmiento principal de la verdadera orden de los
francmasones que descendian de los caballeros de las cruzadas.
Confería tres grados, el Escocés, el Novicio y el caballero del
Templo. Ramsay predicaba una reforma basada en su descubrimiento,
pero se rechaza tal doctrina”.
¿Qué
retener de ese relato que por diversos aspectos parece anacrónico,
sino que Ramsay hablando masónicamente, se encontrò con el rechazo
en Londres.? Pero en esas condiciones, ¿qué hay de su iniciación
en 1730, es indiscutible?
Derrota
aquí y allá. Ramsay ante la oposición de Fleury renuncia en
adelante a toda actividad masónica. Se consagra a su familia y a la
literatura. Si su catolicismo aparece de mas en mas dudoso, si se da
crédito a las cartas que escribe a sus amigos ingleses, su fidelidad
a los Estuardo parece muy firme y dos nobles escoceses, uno de los
cuales, Derwentwater había sido Gran Maestre, fueron sus ejecutores
testamentarios.
Por
otra parte su pensamiento filosófico y religioso se precisa en un
sentido mas y mas antidogmátco, lo que no le impide morir
piadosamente el 6 de mayo de 1643 en Saint- Germain- en -Laye. De no
haber sido por su rol masónico, ocasional pero finalmente
importante, él y sus escritos habrían sido perfectamente olvidados.
Aventurero
religioso, si hay algo de verdad en ese juicio de Cherel es la
aventura de Ramsay errante a través de todas las confesiones del
mundo cristiano franco-británico para acabar en el interior de un
inevitable marco católico por el concepto de una “ religion
universal”, evidentemente destinada al fracaso, como todas las
tentativas de ese orden porque le faltaba la creencia en la realidad
de una encarnación (necesariamente la de Cristo), fundamento
indispensable a toda construcción dogmática, o religiosa.
El fracaso final sin
embargo no hace dudar de la honestidad ni la seriedad del propòsito.
¿ habrá creído que la masonería podía ser el elemento motor de
esa religión universal tal como piensa P. Chevallier?.
Esto, a nuestro juicio no
se aclara con los textos y queda solo como posible pero sin responder
a la pregunta que viene inmediatamente a la mente:
¿ Porqué Ramsay, una
vez que volvió la calma y dejò de temer las persecuciones, no
continuó en la masonería?. Pensamos que la respuesta a esta
cuestiòn permitirá resolver eso que se denomina, quizas con un poco
de exageración, “ el misterio del Caballero de Ramsay”.
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