domingo, 15 de mayo de 2011

El Templo Masónico del siglo XVIII: Un espacio de paz religiosa y diálogo interconfesional. (Parte III).

Esta publicación cuenta con la expresa autorización de su autor:
Pierre- Yves Beaurepaire.
Université de Nice Sophia –Antinópolis. Centre de la Mediterranée Moderne et Contemporaine.
Título original:
LE TEMPLE MACONNIQUE
Un espace de paix religieuse et de dialogue interconfessionnel
dans l’Europe du XVIIIe siècle
PIERRE-YVES BEAUREPAIRE.
Droits d'auteur
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 ....................continúa.
9.
Pero las persecuciones e interdicciones de toda suerte- civiles y religiosas, católicas y protestantes- no hacen más que reforzar la curiosidad y el interés de los contemporáneos por la Francmasonería.
Ella emerge del campo de la sociabilidad confraternal del Antiguo Régimen y conserva sus santos patronos y los lazos estrechos con las fraternidades- especialmente con la de los Penitentes- inscribiéndose en un espacio social y público en curso de autonomización.
El proceso que conduce al impetrante a solicitar su adhesión es voluntario e individual, en ruptura con la sociedad organizada en cuerpos y comunidades .
La referencia al Gran Arquitecto del Universo -los francmasones trabajan bajo sus auspicios y a su gloria- es particularmente flexible y permite toda una gama de interpretaciones, aún si en realidad la mayor parte de los francmasones del siglo 18 identificaban al Gran Arquitecto del Universo con el dios de los cristianos.
10.
Con todo, las condiciones de un diálogo entre las confesiones cristianas están dadas para la primera mitad del siglo 18. La Francmasonería responde a las expectativas de una parte de las elites europeas y hace del templo un laboratorio.
El asunto es tan serio que se tiende a olvidar que si las Luces francesas fueron mayoritariamente deístas, con frecuencia eran también las más cristianas de toda Europa.
La aparición de los altos grados masónicos de esencia cristiana y caballeresca a partir de la mitad de siglo acentúa el carácter cristiano de esa Europa masónica y crea de golpe espacios de diálogo interconfesional.
En esas condiciones pueden ser de interés las relaciones que se establecen en el seno de ese cosmos cristiano entre francmasones católicos y protestantes.

11
Debe en primer lugar, tenerse en cuenta que los esfuerzos de neutralización de la esfera masónica son manifiestos, y es lo que atestigua un francmasón interrogado por el tribunal de la Inquisición en Lisboa:  ”Estaba prohibido hablar de religión porque había católicos y heréticos, se evitaba toda discusión que pudiera alterar la buena concordia”(7).
Evitar toda provocación era emprender el difícil aprendizaje de la diferencia y de su respeto, sin por otra parte renunciar a sus propios valores. No solamente abrir el templo a todos los cristianos, sino también cuidar de no lesionarse los unos a los otros por alguna expresión torpe de su fe que pudiese ser malinterpretada;  igualmente tales eran los sentimientos en diciembre de 1774 cuando la redacción del nuevo reglamento interno de la “Amaible Concorde”, al oriente de Rochefort.(8):
“ Art.4: no es esencial que esta fiesta (la de San Juan Bautista, fiesta de la Orden ) sea celebrada el mismo día(…) Todos los miembros de la logia  convocados con tres dias de anticipación se reunirán en la iglesia indicada para asistir a una Gran Misa que será cantada con música si fuera posible. Los H(ermanos) Protestantes y otros no tendrán la obligación de asistir(9).
12.
No nos encontramos aquí con una logia representativa del conformismo social y político de las logias francesas del Antiguo Régimen. Téngase en cuenta que se exponía al maldición, el destierro y el olvido a todo miembro culpable de felonía y traición a la obediencia debida al príncipe; en respuesta manifiesta claramente su voluntad y compromiso en atenerse a la obediencia manteniendo la concordia entre los francmasones cristianos.
Los disensos del mundo profano debían ser contenidos fuera del templo.
Al hacer esto, la logia rehusa ceder a las presiones que ejercen localmente los representantes de las autoridades políticas y religiosas. En efecto, los protestantes de Saintonge y de Aunis están enfrentando al final del Antiguo Régimen con la hostilidad del obispo de la Rochela, Mgr.De Crussol d´Uzes, quien, por un mandato episcopal de 26 de febrero de 1788 denuncia al edicto de Tolerancia- edicto real de 1787- como una:

“ley que parece confundir y asociar todas las religiones y todas las sectas, (que) es el resultado de nuevos principios políticos humanos que hoy día son tan comunes que solo la población y el comercio forman la gloria y la prosperidad de los imperios”.
Por su parte, el intendente de Guyena se muestra desfavorable al ennoblecimiento, por parte del rey, del poderoso comerciante y célebre francmasón de La Rochela, Jean Baptiste Nairac en razón de su fe reformada.
13.
Igualmente, en tierras protestantes, los francmasones debían asimismo justificarse ante sus iglesias. En esas condiciones, hermanos de la Estricta Observancia Templaria,  un sistema o régimen masónico que une a protestantes y católicos dentro de una concepción resueltamente cristiana y caballeresca del Arte Real (10), buscan hacer del templo un laboratorio de católicos y protestantes preparando la “reunión de las sectas cristianas”.
Joseph de Maistre lo afirma en su memoria al Duque de Brusnswick en 1782: “los francmasones no deben perder la oportunidad de sublimar su Orden cosmopolita en una Orden ecuménica trabajando a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo”.
Por tanto para lograr su proyecto de “República universal de pasaporte masónico universal”, debían diferenciarse de una “República universal (con) una libertad absoluta de conciencia” (11), que estigmatiza Nicolas Bregase, íntimo de Madame de Krudener y se comprende mejor porqué los fundadores de la Santa Alianza se inspiraron en la Europa cristiana de la Estricta Observancia Templaria.
14.
Para Joseph de Maistre, las sensibilidades algo menos exacerbadas y la indiferencia religiosa en aumento, al menos permitian rebajar las tensiones nacidas dela Reforma.
Los intentos de reconciliación otras veces condenados al fracaso, son ahora posibles: (12)

“ En ese estado de cosas, ¿no seria digno de nosotros, Monseñor, proponer el avance del cristianismo como uno de los fines de nuestra orden?. El proyecto tiene dos partes, ya que requiere que cada comunión trabaje sobre ella misma y trabaje para acercarse a las demás(…). El momento es ahora más favorable, ya que los sistemas envenenados de nuestro siglo han producido por lo menos una cosa buena y es que los espíritus, un poco indiferentes a la controversia, pueden aproximarse sin colisionar.
En nuestros días hay que ser versado en historia para saber lo que es el Anticristo y la prostituta de Babilonia. Los teólogos no disertan ya más sobre los cuernos de la Bestia. Todas sus injurias apocalípticas serían mal recibidas hoy en día; cada cosa lleva su nombre. Roma misma se llama Roma y el papa, Pío. VII” (13).
 15.
Joseph de Maistre propone trabajar para la reunificación de las Iglesias cristianas, discreta y serenamente en el retiro de los templos masónicos. “ pues tal reunificación no tendrá lugar en tanto que se la trate públicamente”(14).Los hermanos deberan aplanar, sin brillo, progresivamente, las diferencias que socavan a los cristianos.
Deberán establecerse comités de concomitancia compuestos sobretodo de clérigos de diferentes comuniones, que hemos agregado e iniciado: trabajaremos lenta pero seguramente. No nos atribuiremos conquista alguna que no sea la apropiada para perfeccionar la gran obra. Hay que guardarse bien de dar fuego a la mina antes de conocer sus efectos y así como- siguiendo las palabras de un antiguo padre- el universo se sorprendió una vez de hallarse arriano- los cristianos modernos se verán sorprendidos de encontrarse reunificados” (15).
16.
Al afirmar que la Orden masónica estaba predispuesta por su naturaleza cosmopolita y cristiana para tomar a cargo la reunificación de las iglesias cristianas, e inscribiéndose en el proyecto ecuménico que se afirma después del fin del siglo XVII (16), el autor de la Memoria al Duque de Brunswick se hace eco de los discursos de muchos francmasones protestantes de primera plana, entre ellos Frederick-Rodolphe Saltzmann, asiduo corresponsal de Jean-Baptiste Willermoz- negociante lionés y figura europea de la francmasonería del siglo XVIII - mediador cultural entre Francia y Alemania.
De tal posición de contacto, puede, en relación con sus hermanos Jean y Bernard-Frederick de Turckheim tomar conciencia de las cuestiones de un ecumenismo masónico y cristiano y de la amenaza que una ruptura entre católicos y protestantes significaría para su Orden.
“Es con el corazón lleno de tristeza-escribe Saltzmann, hijo de pastor- que hemos considerado largamente la escisión existente entre las diversas partes de la Iglesia cristiana universal… la humanidad entera deberá unirse para apartar los obstáculos que impiden una reconciliación”(17).
Por su parte, Bernard-Frederick de Turckheim, futuro presidente del Consistorio General de la Iglesia de la Confesión de Ausburgo, de los apelados católicos calvinistas y luteranos, ha depuesto la violencia sectaria para reencontrarse en la fe de Cristo: “Mi corazón no conoce punto de diferencia de confesión: estoy persuadido que donde adoramos al Señor J. Cristo no hay idolatría, que las formas exteriores de las confesiones son instituidas por los hombres, mas o menos cercanos a lo esencial”. Y dirige al Gran Maestre de la Estricta Observancia una vibrante profesión de fe universalista:
No habiendo jamás estudiado los Dogmas religiosos, ni conociendo la fuente de la división de lo humanos, tengo una tolerancia masónica universal, con principios religiosos muy universales” (18)
Para aquellos Estrasburgueses, miembros de logias que veían afluir a cada asamblea- o tenida- a numerosos extranjeros llegados de Inglaterra, Alemania, Polonia, Rusia, Suecia y provincias bálticas, el cosmopolitismo masónico era una realidad tangible.
17.
Y el diplomático francés, de la nobleza católica, Marie-Daniel Bourée de Corberon, quien confía a Charlotte Behmer, su futura esposa alemana y protestante: “tú conoces mi opinión acerca de las diferencias ridículas que separan a nuestras iglesias”  (19), espera más de la difusión de las ideas de Swedenborg:
“De una parte reprocha: al protestantismo su insuficiencia de culto, ceremonias y creencia misma; al catolicismo el despotismo de sus clérigos, el despotismo de una fe ciega, etc. Y el resultado de la remodelación de las tres confesiones sería una composición sublime de bondad y de justicia, de misterio y de leyes, de maravillas y de razón donde todo eso hace desear al filosofo cristiano que Swedemborg tuviera razón y que su revelación no es engañosa”(20).
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