Sello de la Logia La Candeur
La Duquesa de Chartres fue la
tercer princesa de la sangre en ligar su prominente nombre a la francmasonería.
Louise-Marie- Adelaide de Bourbon
Penthiévre era la hija del Duque de Penthièvre y de Marie- Therese-Felicité
d´Est y hermana de la Princesa de Lamballe. Ella casó con el Duque de Chartres
en abril de 1769 a la edad de dieciséis años, y se convirtió en Duquesa de
Orleans en 1785 a la muerte del Duque de
Orleans, padre del Duque de Chartres.
La Duquesa de Chartres llegó a
ser un francmasón en 1777. En ciertas áreas, rspecíficamente su deseo de una
cercana amistad con otras mujeres y su devoción a la caridad, tienen mucho en
común con su cuñada, la Duquesa de
Bourbon y la Princesa de Lamballe; y en aquellas dos áreas ciertamente que
derivaron un gran beneficio por su asociación masónica.
Si la Duquesa de Bourbon y la
Princesa de Lamballe estaban dedicadas a tareas de caridad, la Duquesa de
Chartres puede ser descripta como obsesionada por ayudar a los menos
afortunados. Había comisionado a su peluquero, M. Regnol para encontrar
familias indigentes. Mientras arreglaba su tocado cada día, le informaba sobre
los pobres que iba encontrando la noche antes y tomaba sumas apropiadas para
repartirlas entre ellas. (29)
Ella realizaba viajes alrededor
de su lugar de residencia y por el país para encontrar a los viejos, huérfanos
y familias numerosas. Y siguió la misma
práctica cuando viajaba a otras ciudades de provincia y aun a países
extranjeros. (30).
Era especialmente sensible a las
necesidades de las mujeres pobres. Cuando en una ocasión un borracho le pidió
asistencia, ella descendió del carruaje pero ignorándolo ordeno a sus
sirvientes averiguar la condición de la esposa e hijos del hombre. Cuando le
informaron que la familia estaba en la mayor necesidad, envió dinero
directamente a la familia del bebedor.(31)
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28.Fortaire, p. 159, and Mme. Guénard, Mémoires historiques de Marie-Thérèse-Louise de Carignan, Princesse de
Lamballe, 4 vols. (Paris: Lerouge, 1801) 3:26.
29.E. Delille, Journal de la
vie de SAS Madame la D.sse d’Orleans, Douairière(Paris: Blaise, 1822), p.
17.
30.Ibid., pp. 20 and 35-6
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En tiempos de gran hambruna, pudo
ser de gran ayuda: durante cuatro meses del invierno de 1788, desastroso para
la agricultura, la duquesa distribuyó más de 250 cargas de madera, 6500 libras
de alimentos y 36000 libras de pan (32). El deseo de aliviar el sufrimiento
humano de toda clases era fundamental a su carácter. Aún la Revolución no pudo
con su entusiasmo caritativo; la generosidad continuó. Cuando fue arrestada y
encerrada en 1793 y la riqueza de los Borbones secuestrada, se consolaba con el
pensamiento de que todavía le quedaba “alguna
riqueza para compartir con el pobre”(33).
Cuando el levantamiento en masa
de ese año, los soldados que requisaban pasaron cerca de la residencia de la
duquesa un cálido dia y se detuvieron a beber agua de una fuente, la duquesa se
preocupaba de que los jóvenes bebieran agua caliente en semejante día, así que
les envió vino procurando una botella para cada uno.(34).
En los últimos años de su vida,
la duquesa gastó enormes cantidades en caridad. Uno de los residentes de EU,
escribió en 1818 que durante una visita a la duquesa, “cada momento estaba marcado por innumerables amabilidades; la mas
abundante caridad se derramaba en el
corazón de todas las familias indigentes”.(35)
El amor por sus amigos íntimos
fue otro rasgo a lo largo de su vida del carácter de la Duquesa de Chartres. Su
secretario personal, E. Delille, escribió una tocante historia acerca de un
amigo de la infancia, Mme. De Montigny, quien permaneció como su alma gemela a
través de sus vidas. Cuando la Duquesa de Chartres dio a luz una bebé obtuvo
permiso del Rey para llamarle Eugene, como su amiga de la infancia, una promesa
que había hecho a Mme.De Montigny durante sus años escolares.(36).
Muchos años después, ya en el
final de sus vidas, Mme. De Montigny, entonces Baronesa de Talleyrand fue
generosamente recordada en el testamento de la duquesa.
Esctibe la Duquesa: “ en
consideración de la inviolable relación que ha existido entre ella y yo desde
nuestra infancia”: Ella le legaba a su amiga una propiedad en Ivry, un diamante
de veinte mil francos, una renta vitalicia de doce mil francos, una renta de
seis mil francos para su hijo mayor, tres mil francos para su segundo hijo y
otros tres mil para su tercer hijo.(37).
La Reina de Nápoles, la Condesa
de Ecqueville y la Condesa de Nord eran mujeres cuya amistad llegó a ser muy
importante para la duquesa en varios momentos de su vida. Las dos primeras eran
activas francmasones. La Duquesa de Chartres también se sentía muy cercana a su
cuñada, la Duquesa de Bourbon y a la princesa de Lamballe. Disfrutaba de su
compañía y en ocasiones realizaban viajes juntas dispensando caridad a lo largo
de la ruta. Cuando una tenía un problema, las otras dos viajaban cualquier
distancia para consolarla. La Duquesa de Chartres parece haber implorado tal acompañamiento
y la amistad en teoría también era de su interés.
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31.Vie secrete de
Louise-Marie-Adelaide de Bourbon Penthièvre, Duchesse d’Orléans, avec ses
correspondances politiques (London: Werland, 1790), p. 82.
32.DeLille, p. 48-9.
33.Ibid., p. 61
34.Ibid.
35.Ibid., p.180
36.Ibid., p. 37-8
37.“1er Testament de Son Altesse Sérénissime Madame la Duchesse Douairière
d’Orléans” (6 Juin
1821), Collection of the House of Orléans 300 AP I 800, A.N.
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Debe de haber pensado en ese tema con frecuencia pues en la cara
interior de un periodic l duquesa pegó hacia 1790 pequeños recortes, uno de los
cuales se refería a la amistad. Había sido cuidadosamente copiado y marcado los
pasajes de algún sentido particular para ella.(38)a ella.
La caridad y la amistad fueron
entonces los dos pilares de la francmasonería de mujeres que la Duquesa de
Chartres pudo haber encontrado atractivos. No era una mística como la Duquesa
de Bourbon o una defensora de las Luces como la princesa de Lamballe. Era
intensamente religiosa, devota católica y lo fue toda su vida. Estaba
familiarizada con los filósofos y con los líderes místicos, pero su guía le
llegaba de los sacerdotes, obispos y arzobispos. No era una demócrata en
política ni una desadaptada en la Corte. La Duquesa de Chartres sin embargo
tuvo en su vida una variante que su cuñada no disfrutó, un matrimonio
relativamente feliz desde los 1770 a los 1780s y su atracción por la
francmasonería vino primariamente desde esa dirección.
En el anónimo titulado Vida
secreta de Louise- Marie-Adelaide de Bourbon Penthièvre, Duquesa de Orleans, el
autor escribe que “ su marido era un dios
para ella. Cuando llegaba, su alma
consumida en una melancolía enfermiza
se llenaba de sentimientos de alegría y placer”.(39) Había amado al Duque desde el
primer momento en que se encontraron. El Baron de Besenval escribió: por años,
después del casamiento, la duquesa cerró los ojos a las fallas de su esposo,
tan obvias para el resto de la Corte. Aún el Rey había prevenido al padre, el
Duque de Penthiévre de la mala reputación del Duque de Chartres (41) .
Como muchos hombres de la Corte,
el Duque de Chartres tuvo numerosos “affairs”,
de los cuales solo dos llamaron la atención de su esposa. Sin embargo el daño
fue muy profundo. Uno fue con Mme. De Genlis, la gobernanta de su hijo y el
otro con Mme. de Buffon, esposa de Georges-Louis –Marie Leclerc de Buffon.
En parte esas infidelidades
llevaron a la separación del Duque y la Duquesa de Chartres, entonces de
Orleans, en 1791. Antes de que la Duquesa de Chartres descubriera las
infidelidades de su marido, era sin embargo la perfecta madre y esposa y en
apariencia totalmente feliz con su vida marital. El ingreso a la francmasonería
fue, y probablemente el mismo de muchas mujeres de Francia, debido a que su
esposo así lo deseaba.
Én su caso, su marido había sido
Gran Maestro de la francmasonería francesa por muchos años y las logias de
adopción se habían convertido en parte importante de la estructura. Su
insistencia en que su esposa llegara a ser un masón es significativa.
A pesar de que los historiadores
masónicos han retratado a las logias de adopción como sociedades creadas para
apaciguar mujeres furiosas, un juguete arrojado a las mujeres por los hermanos
a que ellas acosaban, y si en los primeros años esto pudo tener algo de cierto,
no es en absoluto la historia completa.
Para los 1770s y 1780s, las
logias de adopción se habían convertido en organizaciones sociales
significativas, ilustradas por el hecho que el hombre más poderoso de la
francmasonería de Francia, el Duque de Chartres, insistió en que su esposa se
uniera a la organización. La secretaria privada de la Duquesa de Chartres
escribió que el Duque deseaba que la Duquesa fuera recibida en la
francmasonería…
Aunque esta ceremonia no era de
su gusto, la princesa siempre prefirió agradar y obedecer a su esposo, y
rápidamente dio su consentimiento.(42).
En cuanto se unió, puede inferirse que la duquesa encontró atractiva la amistad
y los conceptos de caridad fundamentales de una parte de la masonería, pero
ante todo había sido la voluntad de su marido lo que le había llevado a esta
organización.
Sea cual fuere su motivación, las
mujeres que se unían a las logias masónicas de adopción comenzaron a
desarrollar, detrás de las puertas cerradas, el sentido de una acción propia.
Un estudio de la evolución de los rituales de grado, muestra un lento pero
constante cambio en el énfasis de los símbolos y del poder de la mujer.
Donde hasta ese momento las
mujeres “ayudaban” a los hombres, ahora comenzaban a presidir la ceremonia y
jugar una gran parte de los roles en ella, según el ritual de 1775.
Para 1779, los rituales realmente
eran conducidos por las hermanas Inspectoras, Tesorera e Introductoras; los
hermanos las “ayudaban” ahora. Los
altos grados que se agregaron a los originales cuatro manifiestan
dramáticamente este crecimiento. En los grados de Sublime Escocesa y de Amazonería inglesa, el ritual está
centrado en las mujeres en sí mismas; mujeres son las figuras centrales y sus
juramentos son decididamente feministas.
Hay evidencias de que las
mujeres, si no escribieron realmente los rituales de los primeros cuatro
grados, comenzaron a influenciar el lenguaje y el simbolismo.
Obligaron a los hermanos de la
Logia de las Nueve hermanas a retractarse de un nuevo ritual que los hermanos
habían escrito para la iniciación de su logia de adopción; y lo mas probable es
que cuando el editor del libro de los rituales standard de la logia de adopción, cambió la descripción simbólica
del arca de Noé de cuatro pisos a tres, dejando el tercero para los animales
domésticos, ellas le hayan forzado a agregar uno más.
El ejemplo de las tres princesas
y la lista de las logias de adopción, muestran que no prevalecía ningún esquema
de membresía. Las mujeres que se unieron, así como los hombres que las
apadrinaban, eran individuos con sus propias razones para afiliarse. Su estatus
noble, sus historias personales de vida, su deseo de ser parte de una atractiva
sociedad secreta, fueron factores que influyeron en sus decisión de unirse.
El atractivo de la organización
era muy fuerte al punto de reunir a residentes provinciales y esposas de
militares con necesidad de un centro de socialización, miembros de la nobleza
de toga en busca de un medio de incrementar su poder y una nobleza de corte
atraída por las actividades de caridad, o sea
la filosofía de las Luces y la emoción de una sociedad secreta.
Pero, sin embargo, en cuanto
formaban parte de la nueva organización, sus experiencias eran similares. Se
moldeaban por una poderosa serie de rituales dentro de una comunidad de amigos;
y dentro de la fortaleza de tal comunidad, fueron adquiriendo un creciente
poder y un floreciente sentido del feminismo.
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42. DeLille, p. 24
………………………………………….Fin.